LA MENTIRA.
Este enemigo no se presenta como el otro, denunciando su postura por la seca estridencia de un disparo. La sonrisa untuosa de sus falsas conciencias, encumbre y camufla el contrabando de sus secretas intenciones. Su ambición es la esclavitud de España, la humillación de nuestro orgullo, el amarrarnos las alas de la esperanza en un resurgir, con cortapisas, con piedrecitas en el camino que nos impida seguir adelante.
No niegan que seamos nación, nos regalan como a niños pequeños azúcar y hermosas colecciones de libros, cuya noticia procuran que la prensa recoja con profusa narración, no amenaza desde ellos la posibilidad de la sangre en las calles, ni del crimen organizado oficialmente, pero és porque desde su bando, amenaza algo mil veces peor que la perdida de la propia vida: la hipoteca del honor y el empeño de la libertad, la seguridad de que España va ha estar sometida a la formidable fuerza de sus truis colosales.
Ya sabemos que se nos presentan rodeados de la mas exquisita corrección, que hasta nos regalan el favor de unas películas para que la gente se admire de las esferas de su arte; que todo son buenas formas y reverencias, pero detrás de todo esto, siempre venia la exigencia de un monopolio o la hipoteca de unas minas que se robaban a España. Fortunas fabulosas, tuvieron origen a costa de un oro que era legítimamente español y que solo cuatro ciegos permitían que tomara el camino de las bien repletas bolsas de los embaucadores. Alimentaba sus estómagos el sudor de muchos obreros españoles que eran tratados a pie de igualdad con los últimos negros de la mas escondida parte de África, se nos menospreciaba se nos zahería finamente, mientras se nos convidaba a merendonas.
Cuando se ataca a la libertad de España cuando se maquina contra su grandeza, cuando se conspira frente a su unidad, quien esto hace, aunque se nos presente con chistera botines. no tiene mas nombre que canalla, ni mas contestación que bofetada.
Frente a ellos, nosotros.
EL ODIO.
La Legión Azul combate al comunismo, por una serie de razones grabadas a fuego en nuestra alma, que abarca desde la ambición de una España mayor, unida a la esperanza de una justa reordenación europea, hasta el humano sentimiento de saldar cuentas atrasadas con los asesinos del bolchevismo que están en descubierto desde que unos aeroplanos salvadores en el ultimo minuto de nuestra guerra pusieron a salvo sus perversas personas de matarifes humanos evitando la posibilidad de que todos aquellos que habían hecho derramar tanta sangre inocente, cayesen prisioneros de nuestra cólera atacante.
Porque el comunismo representa para España no solo lo mismo que contra Europa sino ademas el resentimiento terrible contra los que ya una vez supimos derrotarle a cuerpo limpio, en la lucha donde a su poder se le quebró la suerte.
Tenemos pues más razones que ningún otro pueblo en combatirlo, en atacarlo donde se halle, donde intentase organizar la maquina de su sueño invasor y dominante. Ante su problema a un español no hay que explicarle el terrible peligro de destrucción que su invasión representaría.
El Odio de este comunismo que mueve contra Europa la masa espantosa de sus formaciones y de sus tanques demoníacos, es un enemigo cierto que nadie puede desconocer. La bandera de destruirlo todo, de clausurar los templos, de profanar las familias, suprimir el arte y apagar todo sentido noble que pueda tener la vida, es la gran ambición del Moscú comunista.
Pero no para vivir una existencia idiota, en una especie de limbo incoloro y tonto, sino para sustituir cada uno de estos sentimientos y cada uno de estos afectos e impulsos superiores por lo que el satánico bolchevismo ha producido, entre la química frialdad de sus planes quinquenales: para darnos como Dios un tractor y como arte un logaritmo, para darnos unas almas congeladas, gelatinosas y amorfas, para convertirnos en muñecos esclavizados, al sádico odio de su torturada imaginación marxista.
Frente a ellos, nosotros.
Hoja de Campaña nº102. 27 de Enero de 1944.
