Desde hace ya un tiempo se ha venido percibiendo en nuestra Patria la baba de la propaganda inglesa y norteamericana al dictado de sus aliados de Moscú - según reconoce explicitamente la revista "Cavalcade"- y que arremete inicuamente contra lo mas respetable y sagrado de nuestra Patria.
El lenguaje tabernario de incluso miembros de, ese modelo que han pretendido que sea, la Cámara de los Comunes, se ha puesto a tono con los órganos periodísticos mas o menos oficiosos del propio gabinete británico.
España es país orgulloso y duro, que olvida los agravios porque tiene un fino sentido de la elegancia espiritual, que no se mide precisamente por los guantes amarillos, la gardenia en el ojal, y la raya impecable de cualquier cortador de Oxford Street o el gamberrismo de nuevo rico que encarga por centenares sus prendas interiores como cualquier advenizo de Wall Street, campeón de la ley seca o húmeda o papanatas de la Liga para extirpar la mosca tsé-tsé en el África ecuatorial.
Seguramente ignoran estos caballeretes que en España permanece intacta ya que no el oro de nuestra grandeza, robado a mano armada por los piratas y corsarios con nobiliario titulo, el caudal inagotable de nuestras calidades morales y una de ellas es la de no soportar el insulto, cualquiera que sea la fuente de donde proceda.
Mas España, que dejo de ser la colonia, que en épocas vergonzosas era, ha recobrado su sentido, su razón de ser, su inquietud y vive ahora agrupada juvenil y aguerridamente viviendo las inquietudes de Europa que no son las de Inglaterra, precisamente, y menos las de E.E.U.U.
Y como por ello, encontró horma adecuada ante su impotencia, ante su rabia mal disimulada y peor contenida, se desata con el único arma que parecía nunca fuera digna de ser usada por los hijos de la Gran Bretaña, el insulto.
Por temperamento, por vitalidad, por razón juvenil, por formación apasionadamente latina, tenemos indudablemente mas capacidad para insultar, si quisiéramos, que los que ahora nos hacen objeto de sus denuestos mas de nada serviría llenar las columnas de nuestras publicaciones de insultos, - sin llegar nunca a los de carácter procaz que ellos emplean, cuando la famosa flema de Albion parece ser que por primera vez se ha derrumbado,- que, a nada conducen, problema alguno resuelven, y son de otra parte impropios de nuestro estilo y razón de ser.
No somos rencorosos como mas arriba apuntamos y buena prueba de ello tuvieron a lo largo de la Historia ambos países, mas, afortunadamente se ha curado en nuestros espíritus juveniles la amnesia que atacaba a nuestros antepasados cuando de asuntos de esta índole se trataba. Y por ello no podemos tolerar silenciosos los procaces insultos que por determinados organismos se ha proferido.
Contra esto levantamos y levantaremos siempre nuestra bandera. Por ello, por el honor de España nos batimos mil veces en la historia y nosotros, lisa y llanamente y con la sencillez que proporciona el diario servicio cumplido con entusiasmo, pretendemos y es nuestra mayor aspiración tener motivo y ocasión para poder seguir llenando gloriosamente páginas en el libro de aquella, del que se arrancaron, prescritas a fuerza de la sangre generosa de sus hijos que borraron con su heroísmo culpas pasadas, las que por dictadas claudicaciones y componendas intolerables no eran dignas de continuar en él.
Por temperamento, por vitalidad, por razón juvenil, por formación apasionadamente latina, tenemos indudablemente mas capacidad para insultar, si quisiéramos, que los que ahora nos hacen objeto de sus denuestos mas de nada serviría llenar las columnas de nuestras publicaciones de insultos, - sin llegar nunca a los de carácter procaz que ellos emplean, cuando la famosa flema de Albion parece ser que por primera vez se ha derrumbado,- que, a nada conducen, problema alguno resuelven, y son de otra parte impropios de nuestro estilo y razón de ser.
Contra esto levantamos y levantaremos siempre nuestra bandera. Por ello, por el honor de España nos batimos mil veces en la historia y nosotros, lisa y llanamente y con la sencillez que proporciona el diario servicio cumplido con entusiasmo, pretendemos y es nuestra mayor aspiración tener motivo y ocasión para poder seguir llenando gloriosamente páginas en el libro de aquella, del que se arrancaron, prescritas a fuerza de la sangre generosa de sus hijos que borraron con su heroísmo culpas pasadas, las que por dictadas claudicaciones y componendas intolerables no eran dignas de continuar en él.
Hoja de Campaña nº103. 04 de Marzo de 1944.
